Ya se había venido hablando del dopaje tecnológico desde 2010, y ahora, en pleno Campeonato Mundial de Ciclocross se detecta por primera vez una bicicleta dopada con motor. No me gusta el término dopaje aplicado a la bici, pues se trata de una trampa vil, igual de tramposo que el dopaje químico, pero más burdo, ahora ya no es el cuerpo por sí mismo, con ayudita, si no un motor el que otorga la ventaja descarada y sinvergüenza.
De ninguna manera es aceptable —es ofensivo—, esconder un motor en la bici de competencia, como bien dijo Eddy Merckx, si quieren usar un motor, «deberían correr con Valentino Rossi», y agrego yo: a ver si tienen las pelotas para ello.
De hecho, no me gustan las bicicletas con motor, la bicicleta funciona a fuerza de piernas, pulmones y mucha pasta italiana, o no es. Ya se habían puesto de moda las bicimotos en los 70 y, aunque su pequeño motor era un auxilio para el pedaleo no se llamaban bicicletas, porque no lo eran. Lo mismo aplica para las mal llamadas bicicletas eléctricas, son motonetas, bicimotos o lo que sea, pero al final, se trata de vehículos motorizados y deben llevar el lexema «moto» en su nombre. Si tienen poca potencia es problema de quienes optan por ellas en lugar de hacerlo en favor de una motocicleta de verdad, si quieren comprar una mala moto también.
Cada vez que me rebasa un pseudo-ciclista con una pseudo-bici con motor y baterías, me pico, hago lo que puedo por alcanzarlo e ir a su paso, que no es fácil. Porque me ofende y procuro darles caza a fuerza de piernas, no lo haría contra una Kawasaki Ninja, ni loco que estuviera y ése es el punto, una moto supera en caballaje a toda posibilidad humana, para eso se inventó, pertenece a una categoría diferente.
La motocicleta es una bici
Las primeras motocicletas nacieron igual que la pseudo-bicicleta eléctrica, tienen el mismo ADN, un cuadro de bicicleta al que se le puso un motor y tanque de combustible. Luego la suspensión, luego ruedas más adecuadas y al final, su ingeniería se separó para convertirse en un objeto adecuado a su función, con sus propios diseños de cuadro, carenajes y lo demás. De hecho, una bicicleta Harley Davidson de principios del S. XX comparte un diseño similar con el de sus motocicletas.
Así que la bicicleta eléctrica es más o menos lo mismo, es un «fork» de la bici, pero al estar motorizada, ya es otra cosa. No caigamos en la trampa de la Mercadotecnia, si los fabricantes de estos vehículos limitan su velocidad a 40Km/H para pretender que son bicicletas y engañar a autoridades y consumidores, en realidad ofrecen una pésima sub motocicleta.
Pureza fixera
Las fixed son la antípoda de las eléctricas. No tengo una bici fixed (de piñón fijo), ni siquiera uso una single-speed, a mi me gusta el tren de transmisión con cambios de velocidades, así comencé en el ciclismo y así sigo. Pero algo que admiro de los fixeros es que sus bicis son lo más cercano a la pureza. Una fixed, según cuentan, hace sentir la bici en todo su esplendor. No sólo eso, tienen todas las ventajas de la bicicleta en su estado puro, son ligeras, simples de operar, con pocos componentes y por ello de fácil mantenimiento. Romperse la crisma por falta de frenos es otra historia, cuando te falla lo más importante para rodar este tipo de bici: piernas y carácter.
Por el contrario a su antítesis la fixed o single-speed, el peso excesivo y la complejidad de las eléctricas, son factores que las hacen imprácticas, no me imagino arrastrando una por las escaleras cuatro pisos arriba para guardarla o colgarla como adorno de mi apartamento como hago con mis bicis de ruta o como lo haría con la fixed.
Así que, sí, admiro a los fixeros tanto como a los corredores de pista, son ciclistas pura sangre.
Eficiencia energética
El vehículo con mayor eficiencia energética, aún por encima de la caminata a secas, es la bici, otorga el menor gasto energético por kilómetro recorrido. Dicho esto, es ecológica o benéfica para el ambiente, si no se considera la energía consumida y contaminación generada en su fabricación que, por su puesto, es infinitamente menor a los costos energéticos de un coche.
Creemos que los vehículos eléctricos son la panacea ecológica y el marketing liga ecológico con eléctrico, pero esto es un engaño, se gasta energía y se contamina para producir las baterías, se consume energía (incluida la contaminante termoeléctrica) cada vez que se recargan las pilas y luego se produce basura tóxica cuando hay que reemplazarlas. Esto aplica para coches y bicis eléctricas.
Así que, no al motor
Dada la conducta atribuida a Femke Van den Driessche representante de Bélgica en el Campeonato Mundial de Ciclocross y la amenaza que esta práctica representa para el ciclismo, los ciclistas debemos ser radicales y oponernos de facto al motor, pelear por la pureza, a ello nos obligan. Ya los automovilistas adoptan una ideología ultraconservadora y reaccionaria basada en el automóvil y nos ven como enemigos, lo único que faltaba es que el motor invada nuestras bicis, nuestro territorio.
Usar una bici eléctrica es un autoengaño en términos de salud o acondicionamiento físico, no hay como pedalear o caminar. No hay en absoluto un ahorro energético dada la necesidad de recarga de baterías, que de hecho implica un costo.
Dichos mis argumentos, no me opongo a que la gente las compre y use, que cada perro… a lo que me opongo es que se les llame bicicletas, que se crea que poner un motor en una bicicleta es equiparable a no hacerlo, de ninguna manera lo es.
Y mucho menos estoy dispuesto a aceptar que alguien que pretende ser ciclista de competencia, por ningún motivo, compita o entrene con una bici motorizada, es un despropósito aberrante a más no poder, entre ciclistas se ha dicho siempre: «¡Que hablen las piernas!» y no se hable más.
Referencias:
Bike with engine (doped bike) and Cancellara (Roubaix – Vlaanderen)
¡¡Sí señor!!