Un día ya hace tiempo alguien encargó una bici a la tienda que tengo cerca de casa y donde entro cada vez que paso por ahí y ocasionalmente veo algún cliente comprando. El resultado de la visita casi siempre es notable y esta vez no fue la excepción.

El cliente había pedido una bici de 7 kilos, pues quería subir cuestas con ella, pero no quería gastar mucho dinero, así que el dueño de la tienda le consiguió una Pinarello de magnesio con un grupo Campagnolo. El día acordado el cliente llegó equipado con una báscula, la bicicleta pesaba 7.600 Kg, pues bien, el dueño de la tienda le propuso poner unas ruedas de fibra de carbono que probó en la bici y así daban 7.100 Kg, pero no era lo que quería el comprador, pues no estaba dispuesto a pagar el precio extra de las ruedas, tampoco quiso pagar por un grupo Campagnolo Super Record para salvar los 100 gramos restantes.

El caso es que una bicicleta de menos de 7 kg cuesta arriba de 10,000 dólares como una Giant TCR o una Trek Emonda de gama alta. Y falta agregar que por lo general los pesos que publicitan los fabricantes no incluyen las llantas (cubiertas) y los pedales; el peso anunciado suele corresponder a bicis medianas o chicas, esta bicicleta costaba un tercio de eso y era una bici talla 57.

Los mejores escaladores que conozco son jóvenes que pesan 58 kilos y tienen una relación de peso-potencia muy alta. Yo mido 1.83 y peso 72Kg. Es decir, ya con una bicicleta de 7Kg y equipo tendría que subir las cuestas llevando 79Kg, un escalador de 58 kilos sube llevando 67 kilos, hay 12 kilos de peso corporal de diferencia entre los dos, para mi, esa diferencia es como llevar una bici de gama baja adicional en la espalda. Y bueno, el tipo de la tienda era grande, pesado —mucho— y no se apellidaba Induraín.

Pues bien, el patrón terminó por decirle que no le vendería la bici —que estaba a muy buen precio—, y gracias, de nada, no olvide su báscula.