Si quieres vestirte de romano con toda la ciclofernalia y con la mejor calidad, Ciao-Italia es la tienda. Pero es como ir al sastre, tendrás que saber lo que vale un uniforme Nalini o unas zapatillas Sidi y poder pagarlo.
La cosa es que un día me encontraba ahí dentro suspirando por unos armazones de gafas Rudy Project —que al fin, traigo puestas—, cuando entró un cliente.
—Quiero un casco para mi niño.
—¿De qué edad? ¿Qué bici?
—Tiene trece años y el casco es para que lo use con una mini moto que le acabo de comprar.
—Pues mire, acuda a la tienda de artículos para motos que está arriba de la plaza.
—No. Quiero uno de estos cascos de bicicleta. Vengo de ahí.
—Si acaso, puedo ofrecerle es un casco de Down Hill, que trae protección completa, pero no creo que le quede. Dígame, a qué velocidad corre la moto?
—Sesenta kilómetros por hora.
—Perdóneme, no le voy a vender el casco.
Ética. La vendedora nunca le explicó que los cascos para ciclista tienen una etiqueta que reza: «WARNING: HELMET DESIGNED FOR PEDAL CYCLISTS NOT FOR MOTOR VEHICLE USE», ni falta que le hacía, simplemente fue responsable.
No sé si el hombre quería ahorrarse el dinero en un casco de bici, sin saber lo que cuestan o si perseguía otra idea, pero yo no expondría a mi hijo de esa manera. Se fue molesto. Este es el tipo de tienda de bicicletas a la que me gusta ir, una donde hay una ética por encima de la venta.