Ya había escrito de la oferta de SRAM con transmisiones de 1×11 pasos en montaña y ruta, como no se podían quedar atrás, Shimano aparentemente está preparando su propia alternativa 1×11. Pero esta vez, se nota la improvisación y su desarrollo queda por detrás del de SRAM. Recapitulando, en los sistemas 1×11, desaparece el doble plato y el cambio delantero, con ganancias en el menor peso y otras dudosas como mayor confiabilidad al desaparecer una parte del sistema y sencillez de operación, digo dudosas por que si hay algo confiable es el cambio delantero y al menos en ruta es poco probable ver un descarrilamiento de la cadena. en MTB hay sistemas de retención. La sencillez también me parece un argumento poco sólido, pues los sistemas 1×11 tienen una debilidad, o llevas saltos muy grandes entre cambios de piñón o sufres la penalidad de un espectro de desarrollos reducido.
Los ingenieros de SRAM hicieron la tarea al rediseñar los dientes del plato con un sistema que evita que la cadena se descarrile y Shimano utiliza un cubre-plato combinado con un retenedor de cadena en el cuadro (poca ganancia en peso), además el cubre-plato puede representar un problema de fricción.
El tema de la cadena danzante en una bicicleta con cambios es que al inclinarse fuera de la línea de cadena, tiende a descarrilarse, una de las funciones desconocidas del desviador delantero es servir de guía o retenedor de la cadena para evitar que descarrile, si se quita se pierde esta función. Aquí es donde SRAM tiene merecimientos y Shimano… propone una multiplicación como de bici urbana, con el cubre-cadena.
Para el interior, Shimano propone un retenedor como en la imagen siguiente. Es una solución por mucho, tradicional y poco innovadora.
Espero que con el tiempo Shimano ofrezca algo mejor, que al menos demuestre que su ingeniería está a la altura de SRAM, que ya en el tema de cambios electrónicos también están por superarlos con creces.
¿Vale la pena el 1×11?
Con la llegada de los 11 pasos en el piñón tenemos un poco más, un poco menos de los 10-12 pasos de las transmisiones con plato doble de los 1980, es decir 2×5 o 2×6. En los sistemas modernos de 2×10 y 2×11, no se tienen todos los desarrollos reales, porque algunos se sobreponen. Para explicarme a detalle un desarrollo 53-21 equivale casi a un 39-17, y así, muchos desarrollos son equivalentes entre el plato grande y pequeño, lo que significa que no se tienen los 20 o 22 desarrollos que se espera.
En el sistema 1×11 todos los desarrollos son únicos, aunque se tienen 11, y como los piñones modernos pueden ir de 10 dientes (en SRAM) a 34, se cuenta con una gama grande de cambios sin recurrir a un segundo plato. La ventaja de los sistemas 2xN, es que permiten usar piñones con menor salto entre el número de dientes en el cassette.
En MTB o BTT, queda claro que muchos ciclistas están migrando a 1×11, para ellos el tema de llevar un sólo mando de cambios parece ventajoso, además, suelen llevar platos pequeñísimos, lo que aparentemente hace superfluo el uso de un sistema de doble plato.
En carreras de ruta, las exigencias de los recorridos (cuando no son planos) pueden representar una experiencia y unas demandas diferentes, a veces el cambio delantero resuelve un repecho permitiendo un salto inmediato de 14 dientes en un solo golpe y regresar. A veces basta con el doble salto de los mandos STI del cambio trasero que te puede llevar de 15 a 19 dientes. Es decir hay variedad y la posibilidad de un ajuste fino.
No falta quien defienda el 1×11 alegando que en los extremos, los desarrollos equivalen a los del doble plato, es decir 52-11 vs 52-11 y 52-34 vs 39-25, si pero los saltos entre piñones en el 1×11 son inmensos desde 11 a 34.
En fin, me declaro tradicionalista, aunque no estará de más, una vez que se popularicen, buscar la oportunidad de probar una bici de ruta 1×11 para ver como funciona.